James Bond a la española

03 / 08 / 2015 Celia Lorente
  • Valoración
  • Actualmente 5 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
  • Tu valoración
  • Actualmente 5 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
¡Gracias!

Imanol Arias protagoniza Anacleto, agente secreto, dando vida al célebre personaje de cómic, junto a Quim Gutiérrez y Alexandra Jiménez.

Fotos: Irene Meritxell

Quién no recuerda a Anacleto, el agente secreto más castizo en una de sus viñetas más recurrentes: perdido y sediento por las dunas del interminable desierto del Gobi, con esmoquin y pajarita y su perenne cigarrillo pegado a los labios. Siempre luchando contra el mal en la figura de su eterno enemigo, el villano Vázquez y sometido a las exigencias del tirano de su jefe, un hombre de mal carácter, calvo, bajito y regordete que de vez en cuando le dispensa alguna sonora bofetada. Ahora este tierno antihéroe vuelve a las pantallas con una película producida por Zeta Audiovisual con la colaboración de RTVE que narra las aventuras del célebre personaje de cómic nacido del lápiz de Manuel Vázquez en 1964. Anacleto, agente secreto se estrenará el próximo 4 de septiembre.

Imanol Arias se ha puesto en la piel de Anacleto, un agente secreto por el que ha pasado el tiempo y que ahora, a punto de jubilarse, vuelve a la acción. Una trama en la que tendrá que salvar a su hijo Adolfo, el actor Quim Gutiérrez, a quien se le desmorona el mundo cuando descubre que su padre tiene una doble identidad. No es el payés dedicado a la producción de embutidos como él ha creído toda la vida, sino un agente secreto perseguido por el malísimo Vázquez. Eso le arrastrará a salir de su confortable y aburrida vida para colaborar con su padre y, de paso, arrastrará también a su inconstante y caprichosa novia, Katia, (Alexandra Jiménez), que se verá también involuntariamente envuelta en esta trepidante trama.

Este James Bond made in Spain ha sido dirigido por un maestro nacional de la comedia: Javier Ruiz Caldera (Tres bodas de más, Spanish Movie...). Una aventura de una acción gamberra y con mucho sentido del humor a la que contribuye un reparto con actores secundarios de primera talla como Rossi de Palma, Berto Romero, José Corbacho  Carlos Areces, Eduardo Gómez Manzano o Emilio Gutierrez Caba. No falta ni un detalle de los clásicos tópicos de agentes secretos: persecuciones de coches, pistolas con silenciador, chicles que explotan, puertas secretas correderas... el clásico día a día del espionaje. Aunque este es un Anacleto actualizado que ya peina canas en un mundo en decadencia. La crisis y los recortes han llegado también a la agencia de espionaje. Ya no hay avionetas privadas de las que disponer, ni helicópteros de rescate en el desierto, y las oficinas comparten sede para ahorrar costes con el edificio de Correos.

Imanol cuenta: “Yo cumplía con la edad, tenía esa ventaja, pero también tenía que hacerlo creíble y real. He conseguido salir ileso del rodaje, aunque a mí me han dado golpes por todos los lados. Me ha costado muchísimo hacer de Anacleto, pero lo he hecho con tanto gusto que parecía un adolescente. He querido darle un punto de vista con sentido del humor y ha sido una experiencia muy enriquecedora”.

Esta película ha unido a Imanol Arias, un actor con una trayectoria muy consolidada en nuestro país, con uno de los actores de moda del momento, Quim Gutiérrez. Imanol ha encontrado su réplica en este joven que da vida a Adolfo, el hijo de Anacleto en la ficción. “La relación padre e hijo se daba naturalmente, nos reímos mucho –cuenta Imanol– .Yo me sentía como un crupier, le repartía tres cartas, Quim las cogía y formaba un póquer de ases”, y le repartía otras dos, y me respondía: “Escalera de color”. “Y por mucho que le barajaba las cartas, él siempre me hacía una buena jugada. Así que se estableció una buena competencia entre los dos para estar a la altura de la película y creo que el resultado se nota”.

¿Y qué tal Anacleto es Imanol?, le preguntamos a Quim Gutiérrez. “Imanol, desde que nos reunimos por primera vez, era el actor perfecto para el papel, tiene mucha capacidad y mucho coraje de reírse de sí mismo, porque Anacleto es un personaje peculiar. En la película se juega todo el rato con el anacronismo, con que Anacleto ya no tiene 30 años y, a pesar de que conserva intactas las habilidades de superhéroe, pues, a veces, el cuerpo no le llega con la misma frescura. Yo creo que tener el arrojo y la valentía de enfrentarse a él y hacerlo con esa gracia me parece una lección de coraje, aparte de que a él le sale gracioso sin planteárselo”.

El rodaje de Anacleto ha sido muy exigente físicamente porque es una película con altas dosis de acción. Quim, que en la vida real es un gran deportista, se lesionó e incluso tuvo que acudir a un fisio para que le aliviara el dolor. “Yo quería hacer una patada muy complicada y, a pesar de mi pericia, que tengo que reconocer con un poco de orgullo que soy bastante hábil [bromea], pero el cuerpo tiene sus limitaciones. Luego me iba a mi casa y seguía ensayando la patada y me lesioné, pero fue durante los ensayos, por suerte, entonces, a base de fisio, de paciencia y de muchos estiramientos, lo solucionamos y llegué al rodaje en perfectas condiciones”. Imanol, aunque más modesto, tampoco se queda atrás en preparación física. “Antes no hacía prácticamente nada de ejercicio, pero ahora me hago unos diez kilómetros diarios andando a paso rápido todas las mañanas”, cuenta orgulloso.

Una comedia en la que la risa está asegurada. Quim Gutiérrez es de esos actores a los que no les hace falta ni abrir la boca para resultar graciosos. “Supongo que cuando te siguen llamando para que hagas comedia, pues uno imagina que algo de eso tiene que haber, pero es difícil preguntarse sobre la comicidad, comprender de dónde procede, es complicado saber exactamente dónde está la clave. Yo, a veces, me siento tremendamente nada gracioso”. Quim además posee un lado tierno y desvalido. ¿Eso es actuación o es algo que le sale de forma natural?, le preguntamos. “Tierno, soy tierno –explica– pero digamos que no tanto, no tengo ese rollo alelado de Adolfo, que es un personaje que desconoce las habilidades que tiene, que vive con cierta frustración una vida voluntariamente gris. Intuye que tiene algo pero no sabe cómo desarrollarlo. Es un adolescente en el cuerpo de un tío de 30 años. Pero durante el proceso de la trama, por las circunstancias que ocurren, descubre ese potencial, lo desarrolla, y acaba seguro de sí mismo. La verdad es que disfruté muchísimo recordando esas actitudes adolescentes, porque yo soy maduro desde que nací; a los 11 años, yo no fui adolescente, yo fui un señor de aspecto joven”, se ríe.

Y le preguntamos a Imanol cómo se lleva él con el humor. “Yo me enfrentaba, después de 290 capítulos en Cuéntame a la comedia. Antonio Alcántara no es un personaje cómico, es un personaje que es gracioso a veces por lo empecinado que es, por las palabras que utiliza y por la forma que tiene de ver las cosas y de contestar. El guion de Cuéntame es mucho más libre. Aquí estaba muy bien pautado, he tenido que sentirlo e interiorizarlo, porque si no, no funcionaba”.

Alexandra Jiménez da la réplica femenina en este divertido trío familiar. En ella, el sentido del humor es algo innato. “Sin embargo, yo siempre he pensado que tengo más facilidad para lo que no es comedia, la comedia es muy complicada y, bueno, yo me esfuerzo mucho por hacerla e intento dar en el clavo, y no sé si lo consigo, pero es lo más difícil que hay. Muchas veces me he sentido más cómoda haciendo otras cosas, pero por la razón que sea, parece que siempre acabo encaminándome hacia ella”. Y, por muy modesta que sea y aunque ella se empeñe en que le cuesta hacer reír, ahora la han llamado para ser la presentadora de El Club de la Comedia, el programa de monólogos de La Sexta en sustitución de Eva Hache. Y es que ya lo dice el refrán, “si naciste para martillo, del cielo te llueven los clavos”.

INMANOL ARIAS

ANACLETO-IMANOL

Está usted ni que pintado en el papel de Anacleto, ¿cómo lo ha conseguido?

Para mí ha sido una aventura muy excitante enfrentarme a un personaje como Anacleto y hacerlo creíble y real.

Ha tenido una gran evolución como actor, desde unos principios en los que resultaba un poco difícil y seco…

Sí, sí, no movía la cara. ¡Por Dios, era un seco! ¡Hacía todos los personajes igual! [exclama divertido].

¿Se ha encontrado entonces a sí mismo con la edad?

Es el camino. Ahora, a veces, con Irene [Irene Meritxel, su novia], que tiene mucha menos edad que yo [21 años menos], veo películas mías y le digo: ¿Te has dado cuenta de que pongo la misma cara en esta que en esta? ¿Que hago exactamente lo mismo en una que en otra? Quieto, parado. Yo era un actor con bastantes problemas hasta que me encontré con El Lute. Para mí, también la televisión ha sido un verdadero aprendizaje y he tenido mucha suerte, he aprendido mucho de los mayores, por eso digo que estoy en tercero de sacristán, creo que este año paso ya a cuarto…

Su filmografía es muy extensa, ¿a qué le tiene un especial apego?

Independientemente del éxito de las películas, la experiencia de La muerte de Mikel y Demonios en el jardín con Ana Belén y Ángela Molina, donde viví momentos “muy grandes” para ser tan joven. De las últimas, Pájaros de papel. Luego, la televisión me ha alejado mucho del cine.

Le veo autocrítico...

Sé que tuve una etapa malísima, que elegí lo peor, en la que se me juntó todo, la edad, la familia, entonces había que hacer dos películas al año para vivir con normalidad. En el cine español, para vivir, ya tienes que hacer películas… y recuerdo que siempre había una que, digamos, era la alimenticia, que no hubiera hecho de haber estado más desahogado.

Se le resiste el Goya, ha tenido ya cuatro nominaciones sin que se lo den.

Me ha tocado compartir nominación con trabajos de compañeros buenísimos, que han sido mejores que el mío o que se han considerado trabajos mejores que el mío. Eso me facilita mucho las cosas, porque cuando me den el de “a toda una vida”, ya sé lo que tengo que decir, [se ríe].

No se preocupe, eso le ha pasado también a algunos grandes actores como Richard Burton.

Sí, pero si te fijas, en España tampoco lo tienen Antonio Banderas, ni Ángela Molina, ni Ana Belén. Hay una generación de actores sin Goya de gente muy potente.

¿Hasta cuándo Antonio Alcántara? Se lo habrán preguntado cien mil veces…

Depende de la época del año, tengo distintas respuestas.

¿Y cuál toca hoy?

Cuando se acaba una temporada, uno termina cansado, entonces siempre es cuando hago balance y me pongo más pesado. Ahora, ya que tengo los guiones del año que viene, y sé que hay un año más y que, evidentemente, no está planteado el final... me relajo. Creo que mientras siga siendo rentable para la cadena, la serie seguirá, pero la verdad es que yo no deseo mantenerla tanto en el tiempo.

¿Cómo será el final de Cuéntame?

No se sabe, pero Cuéntame tiene unas enormes virtudes y un tremendo defecto y es que la serie se ha convertido en algo tan enorme que se puede caer en el error de querer darle un final, digamos, “demasiado magnífico”.

¿Y hay alguna cosa que se haya quedado con las ganas de hacer?

Decía Fernán Gómez que esto es aguantar lo que te proponga la vida. Entonces lo que dejas de hacer es o porque no lo eliges o porque no te elige. Lo interesante es aceptar lo que te pueda venir y qué estás dispuesto a dar. Fíjate que yo voy a entrar en los 60, una edad en la que la gente se plantea la jubilación. Pero como en este oficio no existe, no tengo esa cosa de decir “no he hecho todavía esto o lo otro”. Echo, por ejemplo, mucho de menos el teatro, que no he podido hacerlo desde hace mucho tiempo.

¿Cómo ve el cine español en estos momentos?

El cambio generacional ha sido muy notable. Tenemos además directores que ruedan internacionalmente a buen nivel y grandes producciones que se hacen en España, a pesar de la escasa ayuda fiscal que hay aquí comparada con el resto de Europa. Y las cuotas de mercado aumentan porque se piensa en el espectador y se intenta ofrecerle buenos productos para que merezca la pena pagar por ellos.

QUIM GUTIÉRREZ

ANACLETO-QUIM

Todo el mundo dice que es usted el actor de moda...

Yo, realmente, estoy muy contento, no puedo quejarme, pero me faltan muchísimas cosas por hacer. Soy muy exigente con lo que espero y trabajo mucho para que suceda, me rompo la cabeza para mejorar.

Su padre era catedrático de Fisiología Animal y su madre, psicopedagoga. ¿De dónde le viene la vocación por el cine, por hacer películas?

No lo sé, soy una anomalía genética familiar [bromea], en mi casa se plantean todavía el porqué, no lo sé.

¿Sus padres querían que fuera actor?

Para nada, una familia sin ningún ejemplo artístico reciente, la verdad es que no lo veían.

¿Le han tentado con alguna serie para televisión recientemente?

Sí, de hecho voy a hacer una, pero de dos capítulos, aunque para mí no cuenta como serie, porque yo me lo tomo como una película en realidad.

¿Le gusta hacer series de televisión?

Me gusta la dinámica de rodar poco tiempo, lo que más me tira para atrás es la obligación de firmar por tres temporadas. Por las ganas que tengo de hacer muchas cosas, un compromiso tan largo, de momento, no me compensa, prefiero tener las manos libres para escoger distintos trabajos que me supongan retos constantes y no algo en donde pueda predecir más o menos cuál será el desarrollo a lo largo de tanto tiempo.

¿Es fan de alguna serie?

True detective, a saco, House of Cars. Se hacen cosas muy buenas en las series. La verdad es que están muy bien, porque es un planteamiento muy parecido al del cine, pero tiene hasta más desarrollo.

¿Dónde tiene el Goya al actor revelación 2007?

Lo tengo guardado en casa, pero la verdad es que lo miro muy poco, tengo una relación muy curiosa con los premios.

¿No le gustan?

¿A quién no le gusta que le den un premio?, pero los premios de la Academia, si te das cuenta, tienen mucho de circunstancia, lo dice uno que lo ha ganado, pero a veces tienen muy poco que ver con la carrera.

El mundo de la moda se ha fijado en usted. Givenchy le fichó para una de sus campañas, ¿qué cree que le ven?

Yo me río siempre cuando dicen “es guapo”, ¿tú has visto mis orejas, mi nariz?... eso no es ser guapo… eso, como mucho, es ser atractivo, y no siempre, según la luz con la que me mires [se ríe]. No lo sé ,y tampoco me lo planteo mucho.

¿Qué le parece el mundo de la moda?

Me gusta el mundo de la estética, soy muy esteta en muchos aspectos y es curioso, porque esto es algo que antes no estaba bien visto en un hombre, ahora hay muchos más heterosexuales interesados y se ve con mucha más naturalidad. Antes parecía que tenías que justificarte si te gustaba la estética.

Es súper deportista: surf, boxeo, corre, gimnasio, tiene un entrenador personal…

¡Pero no lo hago todo a la vez! A mí no me salen los números, [bromea].

Dice que el deporte es para usted una forma de superación…

Sí, es una forma de vida, me sirve para muchas cosas. Dentro de un día a día como el mío muy poco estable, tener una rutina, saber que hay una hora que voy a dedicar al ejercicio físico, me estructura la jornada y es algo que repito independientemente de donde esté rodando. Por ejemplo, me llevo el TRX [un artilugio para colgarse], y lo pongo en los pasillos entre los bungalows del hotel y, en 4 metros cuadrados, puedes hacer una rutina de 40 minutos súper completa y, ya está. Luego a rodar.

¿Cómo van sus avances con la fotografía?

Bien, muy bien, es un proceso que desarrollo con mucha humildad, pero de descubrimiento más lento que la interpretación, porque tengo menos tiempo para dedicarle, pero encuentro muchas similitudes, los nervios, la falta de tablas, la inseguridad de no saber cómo resolver cuando suceden contratiempos, pero es tremendamente estimulante ponerse a uno mismo fuera de la zona de confort.

Ha rodado fuera de España, ¿es muy distinto?

Es exactamente igual, la dinámica es exactamente la misma, con más presupuesto o menos presupuesto y entiendes mejor los chistes o no los entiendes porque es una lengua que no dominas tanto, pero al final es muy parecido. Es cierto que conviene para coger reflejos, tablas que tienes en tu idioma y que en otro no. Es un reto.

ALEXANDRA JIMÉNEZ

ANACLETO-ALEXANDRA

¿Cómo se quedó cuando la llamaron para esta película?

Muy contenta, sobre todo porque tripitía con Javier Ruiz Caldera y eso ya es un aliciente maravilloso, trabajar con él es sinónimo de éxito en taquilla, porque las películas que hace son tan divertidas… 

¿El rodaje también fue tan divertido como la película?

Sí, eso es algo que en los rodajes de Javier pasa siempre, que hay un ambiente muy distendido y, al mismo tiempo, hay mucho rigor, mucha disciplina, pero todo el mundo lo pasa estupendamente y, además, hay mucha acción y mucha aventura. 

¿Tuvo que hacer muchas escenas de acción?, ¿cómo lo llevaba?

Bueno, realmente los que más han tenido que hacer escenas de acción eran Quim e Imanol. Yo alguna carrerita me he pegado y la verdad es que he sido más consciente que nunca de lo desentrenada que estoy y de que debería urgentemente apuntarme a un gimnasio porque la paliza que me pegué fue monumental, ellos están súper en forma, es tremendo el trabajo físico que hacen.

Interpreta a Katia, que es la novia de Quim. ¿Es tan inconsciente en la vida real como su personaje?

No, no, yo soy un poco lo contrario. Ella vuelve loco a su novio. Es muy divertido interpretar a una mujer así tan inconstante, tan inconsciente de lo egoísta que puede llegar a ser, solo mira para ella y no ve lo que hay fuera. Es: “Yo, yo, después yo, y luego yo también”.

Él intenta complacerla pero no hay manera…

La eterna insatisfecha, esa es Katia.

¿Es consciente de la vis cómica que tiene?

La verdad es que no, creo que hay momentos en los que se te identifica más con un tipo de género, pero no es necesariamente en el que tú crees que puedes darlo todo. A veces las sensaciones que los actores tenemos, no se corresponden con lo que los demás reciben.

Ha hecho de todo, cine, teatro, series de televisión. Antes de dedicarse a la interpretación, hizo danza. Es una persona con mucho registros.

Bueno, eso intento, pero a mí me encanta el cine, yo me siento muy cómoda trabajando como actriz y es donde siento que estoy encontrando mi sitio, mis armas.  

¿Las series esclavizan más que el cine al tratarse de personajes que se eternizan temporada tras temporada?

Sí, pero también tienen algo muy positivo que es, precisamente, el recorrido del personaje. Cuando no está cerrada una serie, no sabes en qué punto va a acabar, entonces es muy interesante comprender que, como pasa en la vida, va evolucionando dependiendo de las circunstancias.

¿La gente en la calle la sigue recordando como la África de Los Serrano?

Sí, sí, claro, y hay otra gente que te recuerda por otras cosas, por otra serie, pero claro, es lo que tiene la televisión.

¿A qué personaje de los que ha interpretado le tiene más cariño?

Todos han estado en un momento específico de mi vida que hace que sean especiales, porque ponerte en la piel de otra persona, hace que se quede contigo para siempre, entonces, escoger uno es complicado, porque cada uno te aporta cosas diferentes.

¿Hay algún director español o internacional con el que le gustaría trabajar?

Sí, me gustaría mucho trabajar con Javier Fesser, con Dani Sánchez Arévalo, con Isabel Coixet, Amenábar…

¿Y cómo ve el panorama del cine español en este momento?

Castigado desde luego está, pero ya no tanto por el público, la gente se está reconciliando con el cine de casa. Lo que pasa es que hay una mentalidad nuestra por la que somos un poco tendentes a rechazar lo que nosotros mismos hacemos y tenemos que abrazar lo nuestro, porque en España se están haciendo cosas muy interesantes.

¿Le han tentado últimamente con algo nuevo?

Ahora mismo estoy grabando El Club de la Comedia, que es toda una aventura para mí. Lo presentaré esta temporada.

¿Será la nueva Eva H.?

No, bueno, Eva H. es única, no hay otra. 

Grupo Zeta Nexica