El mayor espectáculo del mundo

14 / 02 / 2017 Luis Reyes
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Barcelona, 10 de febrero de 1929. Pitus Prat, jugador del Español, marca el primer gol de la liga española de fútbol.

El RCD Español con su puntal ofensivo Pitus Prat (de pie, tercero por la derecha)

La I República Española estaba al borde de la bancarrota y salió del paso como cualquier familia en la ruina, malvendiendo los bienes. En 1873 vendió a una compañía inglesa por 92 millones de pesetas las minas de Ríotinto, un yacimiento de cobre y azufre cuya riqueza citaron Plinio, Pomponio Mela, el Itinerario Antoniniano y Ptolomeo, que lo llamó Urium, lugar de la Baeturia Celticorum, hoy provincia de Huelva. Existen rastros de su explotación desde la Edad del Bronce, y desde luego lo hicieron tartesios, fenicios y cartagineses, aunque nada comparable a la formidable capacidad industrial de los romanos, testimoniada por los 15 millones de toneladas de escoria que dejaron en la zona. Cuando se acabó el Imperio Romano se acabó Ríotinto; se cerraron las minas y se despobló. Felipe II intentó reabrirlas, aunque no se pudo hasta el siglo XVIII, cuando Felipe V otorgó su concesión al sueco Liebert Wolters Vonsiohielm por 30 años.

Los ingleses de la Rio Tinto Company Limited llegaron en 1873 y, como hacían en el último lugar del mundo que colonizasen, se rodearon de un microcosmos a imitación de Inglaterra y empezaron a jugar al fútbol y al críquet. Así llegó a España nuestra mayor pasión colectiva, el fútbol. El Club Inglés de Río Tinto fue el primer equipo de fútbol que hubo en España, aunque no fuese español. Competía con las tripulaciones de los barcos británicos, con el Club Inglés de Sevilla y con el de Gibraltar, a los que en 1878 se sumaría una filial del club minero en la ciudad de Huelva. Un médico escocés traído por la compañía minera, el doctor Mackay, y un empresario alemán llamado Sundheim, fueron los impulsores de un club propio de la capital onubense. La reunión fundacional tuvo lugar el 23 de diciembre de 1889, en el hotel Colón, y lo más novedoso es que entre muchos nombres anglosajones aparecían dos españoles. Allí nació formalmente el Huelva Recreation Club, club decano del fútbol español, conocido desde 1903 como Club Recreativo de Huelva, y desde 1909 como Real Club Recreativo de Huelva, al aceptar Alfonso XIII ser su presidente de honor. Pese a la españolización del nombre, el club onubense siguió bajo una fuerte influencia británica: su primer presidente fue el escocés  Charles Adams, y hasta 1930 todos los presidentes menos uno llevaban nombres ingleses.

También fue la influencia británica la que alumbró el fútbol en el segundo núcleo futbolístico de España, Bilbao, mientras que en Barcelona habría una influencia suiza. En Madrid fue sin embargo la Institución Libre de Enseñanza, junto al Liceo Francés, quien introdujo ese deporte. El profesor Bartolomé Cossío, que sucedería a Giner de los Ríos al frente de la Institución Libre de l Enseñanza, fue precisamente quien trajo a Madrid desde Inglaterra el primer balón de fútbol.

Copa del Rey

La primera vez en que algunos clubes de los que habían surgido por toda España se enfrentaron en una competición nacional fue en 1902, con ocasión de los festejos con que el país celebró la mayoría de edad de Alfonso XIII. El catalán afincado en Madrid Carlos Padrós, uno de los fundadores de Madrid Foot-ball Club (luego Real Madrid), organizó el Concurso Madrid de Foot-ball, aunque popularmente se le llamó Copa de la Coronación. Participó otro equipo madrileño, el New Foot-ball Club y se invitó a cinco clubes de Cataluña, aunque solo vinieron el Barcelona y el Español. Los otros no tenían dinero para el viaje y al Club Universitari de Barcelona le pilló en época de exámenes, así eran aquellos tiempos de amateurismo. Los dominadores del campeonato, que se jugó en el hipódromo de la Castellana, serían los bilbaínos que vinieron formando un equipo combinado del Athletic Club y del Bilbao Foot-ball Club, el Bizcaya, que batió en la final al Barcelona por 2 a 1.

El éxito del torneo animó a Padrós a hacerlo permanente, logrando el patrocinio de Alfonso XIII, que donaría el trofeo. Así nació la Copa del Rey o Campeonato de España, nuestra más antigua competición, que superaría las crisis históricas rebautizándose Copa del Presidente de la República o Copa del Generalísimo. En principio la jugaba en Madrid un representante de cada región española, pero eso era una vez al año, el resto del tiempo cada región jugaba aisladamente sus propias liguillas. Pese a que en 1909 se formó la Federación Española de Fútbol, la situación de un fútbol fragmentado se mantendría 20 años más, porque las comunicaciones eran malas y los clubes de aficionados no tenían dinero para viajes u hoteles. Únicamente después de crearse el fútbol profesional en 1925 se pudo plantear una liga nacional.

El principal impulsor del proyecto fue José María Acha, vicepresidente del Arenas Club de Guecho, un club que habían fundado los señoritos de Neguri que iban a estudiar a colleges ingleses, y por eso la liga española tuvo claramente como ejemplo la liga inglesa. La puesta en marcha del campeonato se retrasó por la disputa entre los diferentes clubes, pues todos querían ser de la Primera División. Finalmente se acordó que esta, formada por diez equipos, acogiera a los seis campeones de la Copa del Rey: Athletic Club, Real Madrid, Real Sociedad, Barcelona, Real Unión de Irún y Arenas Club de Guecho, más los tres subcampeones: Atlético de Madrid, Español y C.E. Europa de Barcelona. Quedaba un puesto por ocupar, y lo obtuvo el Racing de Santander, tras unas eliminatorias en las que jugaron el Valencia, Deportivo de La Coruña, Celta de Vigo, Sporting de Gijón, Betis, Sevilla, Iberia de Zaragoza, y Real Oviedo, que irían a Segunda División.

El 10 de febrero de 1929 se jugó por fin la primera jornada de la liga española. Solamente habían transcurrido cinco minutos del partido que enfrentaba en Sarriá al Español con el Real Unión de Irún, cuando el extremo derecho local, Pitus Prat, marcó el primer gol de la que hoy se dice “la mejor liga del mundo”. Justo una semana antes el Español había ganado la Copa del Rey frente al Real Madrid, pero Pitus no había jugado. Por fortuna para él, para el primer partido de liga el entrenador, el inglés Jack Greenwell, decidió alinear a los suplentes, lo que dio esa oportunidad histórica a Pitus. Greenwell llegaría a ganar la Copa América al frente de la selección peruana, y Pitus Prat se convertiría en el puntal ofensivo del Español. Jugó en la selección nacional, participando en el 13-0 ante Bulgaria, que es el récord goleador de la Roja, y tras el paréntesis de la Guerra Civil, en que no hubo liga, Pitus terminaría su carrera en el Real Madrid.

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