Estrenos de la semana

Colossal

Dirección: Nacho Vigalondo

Reparto: Anne Hathaway, Jason Sudeikis y Dan Stevens

Si hay una constante narrativa común en la filmografía de Nacho Vigalondo es la presencia de hombres que menoscaban a mujeres: él mismo en su corto nominado al Oscar 7:35 de la mañana, Karra Elejalde en Los cronocrímenes, Julián Villagrán y Carlos Areces en Extraterrestre, Elijah Wood en Open Windows y todo el reparto masculino de su nueva película, Colossal. Hombres un poco canallas, un poco peterpanes, que no son conscientes de su potencia destructiva, alimentada por su propia necedad y egoísmo, y que acaban hiriendo (a veces literalmente) a las personas que aseguran amar. Lo genuino del cineasta cántabro es que construye estos ensayos sobre el machismo decadente apoyándose en un humor frío y en premisas de género (ciencia-ficción, giallo) pasadas por un tamiz costumbrista.

En Colossal Vigalondo aborda por primera vez la posibilidad de una confrontación ideológica contra esa masculinidad tóxica y parece querer representarla como una batalla definitiva en una tan ingeniosa como osada alegoría que abraza la cultura popular oriental (robots y monstruos gigantes) y aunque rodada en inglés regala un chiste único al público español.

Los últimos días del artista: Afterimage

Dirección: Andrzej Wajda

Reparto: Boguslaw Linda y Aleksandra Justa 

No cabe duda de que el cineasta polaco Andrzej Wajda sospechaba que ésta sería su última película, porque parece concebida como un testamento artístico, cinematográfico e ideológico: todo lo que el director de filmes como El hombre de hierro, Los poseídos, Pan Tadeusz o Katyn pensaba del arte en general, del cine en particular y del mundo en abstracto se puede ver, leer y escuchar en este vibrante retrato del pintor Wladislaw Strzeminski, empecinado en su insumisión a los dictados de las autoridades comunistas que gobernaron Polonia después de la Segunda Guerra Mundial. Wajda, que aunque tuvo la oportunidad nunca emigró de su país y se empeñó en la reconstrucción narrativa de la reconciliación, se siente identificado con Strzeminski, un personaje al mismo tiempo carismático e irritante, que representa la resistencia a la arbitrariedad kafkiana que generan los totalitarismo y que representaba en concreto el estalinismo.