Estrenos de la semana

Júlia Ist

Dirección: Elena Martín

Reparto: Elena Martín, Oriol Puig y Rémi Pràdere 

En la última edición del Festival de Málaga, celebrada el pasado mes de marzo, Júlia Ist fue galardonada con los premios a la mejor película y a la mejor dirección en la sección paralela Zonazine. El jurado premiaba así el mérito y la audacia de un filme nacido como proyecto de fin de carrera de la directora, coguionista y actriz principal, Elena Martín, y tres compañeras de la Universidad Pompeu Fabra, supervisadas -eso sí- por dos de las figuras más prominentes del cine catalán contemporáneo, Mar Coll (Tres días con la familia) e Isaki Lacuesta (La próxima piel). Pero se reconocía también la profunda mirada autoral de una joven artista polifacética.

El título en alemán deja en suspenso el predicado de una oración que define a la protagonista: Júlia, alter ego de Elena Martín, estudiante erasmus en Berlín, vive un constante proceso de transformación. Júlia existe y, por tanto, es, pero no se le puede aplicar ningún atributo porque sería automáticamente inexacto, incompleto o inadecuado. La identidad -como anunció el sociólogo Zygmunt Bauman- fluye y se diluye en la modernidad líquida y Júlia sigue siendo aún cuando su epopeya berlinesa concluye y retorna a Barcelona.

I am not a serial killer

Dirección: Billy O’Brien

Reparto: Christopher Lloyd, Max Records y Laura Fraser 

Los amantes de Stranger things -el fenómeno seriado del último verano- adorarán esta pequeña pieza indie de terror basada en la novela homónima de Dan Wells. Pero mientras la serie de Netflix era un calculadísimo festival de nostalgia que resistía a duras penas un análisis serio de su escritura, I am not a serial killer se desenvuelve como una reflexión madura y serena sobre las enfermedades mentales a través de este retorcido fresco de la monstruosidad suburbana. 

Protagoniza Max Records (el niño de la adaptación de Donde habitan los monstruos, de Spike Jonze) en el papel de John Cleaver, sociópata diagnosticado que alimenta un insano interés por los crímenes en serie con la aparición de un asesino que colecciona partes de sus víctimas. En el papel de un enigmático vecino que parece el primer sospechoso encontramos al mítico Christopher Lloyd (Doc de Regreso al futuro para la eternidad) que es capaz de generar tensión e hilaridad al mismo tiempo y sin caer en el ridículo con un solo movimiento de ojos. Y O’Brien, un director bregado en eficientes proyectos de serie B, logra orquestar un suspense que culmina de forma increíble en ese pesadillesco clímax final, rodado como si fuera una gran producción demostrando que el ingenio crea muchos mejor efectos especiales que un ordenador.