Estrenos de la semana

Pieles

Dirección: Eduardo Casanova

Reparto: Ana Polvorosa, Jon Kortajarena, Macarena Gómez y Carmen Machi

Al inicio de Pieles una proxeneta sostiene que hay gente que ha nacido para sufrir y añade: “si se la hace sufrir no tiene ninguna importancia”. En el debut en la dirección del actor Eduardo Casanova (conocido por su papel de Fidel en la serie Aída) hay mucho dolor, pero ha sido convenientemente disimulado en su puesta en escena irreverente y grotesca. Y eso quizá denota un cierto empeño de epatar, pero permite también conjeturar la existencia de una voz que sin duda necesita afinarse, pero que ya merece la pena escuchar.

Casanova construye esta alegoría de la dictadura de las apariencias de una manera metadiscursiva: el colorismo, la horterada, las prótesis, la música y los movimientos de cámara son el envoltorio kitsch de un discurso mucho más profundo de la misma forma que las pieles, los defectos, las deformidades y los traumas definen las identidades a los ojos del Otro (eso que Sartre definiría “el infierno”). Referencias sagradas y profanas -desde David Lynch a los hermanos Farrelly, de Xavier Dolan a John Waters- se mezclan con una lengua cinematográfica nueva, y el conjunto es radical, ácido, divertido, tierno y un poco punk.

Pastoral americana

Dirección: Ewan McGregor

Reparto: Ewan McGregor, Jennifer Connelly y Dakota Fanning

El actor Ewan McGregor ha demostrado ambición y audacia con el texto que ha elegido para su debut en la dirección, la monumental novela de Philip Roth sobre la desaparición de una vieja idea de los Estados Unidos, que ha prevalecido durante mayor parte el siglo XX, y representada como correlato por el carismático personaje de Seymour Levov, conocido por todos como “Sueco”. Pero ocurre que la literatura de Roth es difícil de adaptar al cine, al menos de forma literal, porque está tapizada de diferentes capas narrativas y en el caso de esta novela en concreto, de diversas modificaciones del punto de vista, de esa primera persona representada por el alter ego del escritor, Nathan Zuckerman, a la narración en tercera persona de las vicisitudes personales de la familia Levov y ese incidente desencadenante que devora todo con sus llamas. Y así las cosas, McGregor quiere demasiado fiel al texto y representa literalmente pasajes fundamentales del libro, pero la puesta en escena de esos momentos encadenados uno detrás del otro no logran crear el vínculo sentimental que Roth estrecha entre el lector, Levov y esa encantadora niña tartamuda que acaba convirtiéndose en una terrorista. Y si esa emoción no existe, no se puede entender nada de lo que cuenta Pastoral americana.