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20 / 01 / 2017 Antonio Díaz
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Toni Erdmann es una ácida comedia alemana que ha triunfado en los premios del cine europeo. Michael Fassbender y Alicia Vikander protagonizan el melifluo melodrama La luz entre los océanos

La luz entre los océanos

Toni Erdmann

Dirección: Maren Ade

Reparto: Sandra Hüller y Peter Simonischek

Ines trabaja en una consultoría alemana con sede en Bucarest que planifica recortes en otras empresas privadas, generalmente en la parte de los asalariados, para optimizar los beneficios de los accionistas. Es eficiente, es implacable, pero no es feliz. Así, al menos, le sugiere a su padre, Winfried, que ha ido a visitarla a la capital rumana. Y entonces este profesor de música jubilado se disfrazará de un personaje imaginario -el Toni Erdmann del título- para combatir contra la burricie del capitalismo globalizado que le ha robado la sonrisa a su hija. La cineasta alemana Maren Ade dirige esta joya que ha arrasado en la última edición de los Premios del Cine Europeo, celebrada en diciembre.

La luz entre los océanos

Dirección: Derek Cianfrance

Reparto: Michael Fassbender, Alicia Vikander y Rachel Weisz

Derek Cianfrance, director de esa formidable y desgarradora crónica de una ruptura anunciada titulada Blue valentine (y estrenada en España con inexplicable retraso) y de una ambiciosa aunque menos lograda mirada a la herencia vital que se transmite de padres a hijos -Cruce de caminos- es el timonel de este melodrama de época que protagonizan dos de los intérpretes más en forma (y más en boga) del momento, Michael Fassbender y Alicia Vikander. La luz entre los océanos, adaptación del best seller homónimo, presenta a Tom, un superviviente de la Primera Guerra Mundial que acepta un trabajo que nadie parece querer: iluminar el faro de una ficticia isla entre Australia y Nueva Zelanda, una puerta entre dos océanos y un lugar que tiene tanto de encantado como de maldito -la esposa del anterior farero se suicidó en un acantilado-. Allí se lleva a vivir a su nueva esposa, Isabel, y allí ocurre lo increíble: aparece una pequeña embarcación que lleva en su vientre el cadáver de un hombre y un bebé en llanto.

Los fareros toman una decisión que creen acertada, pero una nueva casualidad se cruza en sus vidas y pone en cuestión todas sus certezas. Cianfrance parece más interesado en plasmar el desamparo y la soledad compartida de esta pareja, náufragos voluntarios de un mundo despedazado por los horrores de la guerra, que en resolver ciertos engranajes de la lógica interna de la historia que probablemente sacarán de la historia a más de un espectador. Pero son aspectos que pueden pasarse por alto en un filme de una belleza abrumadora interpretado con la solidez de un trío protagonista que cualquier otra producción solo podría soñar.

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