Estrenos de la semana

13 / 01 / 2017 Antonio Díaz
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La ciudad de las estrellas es la favorita en todas las quinielas de los Oscar. La tortuga roja obtuvo el premio Una cierta mirada en Cannes. La autopsia de Jane Doe es un thriller entretenido, pero poco ambicioso. 

La ciudad de las estrellas

Dirección: Damien Chazelle

Reparto: Ryan Gosling, Emma Stone y J. K. Simmons

En su largometraje de debut, la contundente Whiplash (2014), el joven director Damien Chazelle supo conjugar un talento narrativo desbordante y su pasión por la música. Dos años más tarde parte como favorito en la carrera por el Oscar con un proyecto tan personal (inspirado, de nuevo, en uno de sus primeros cortos) como desprejuiciadamente popular: un homenaje al cine musical y al jazz que deja patente la originalidad de su imaginario y su capacidad de plasmarlo en escena. La ciudad de las estrellas contiene la magia del Hollywood clásico, pero no se regodea en la nostalgia, sino que mira al futuro como lo hacen esos dos personajes entrañables que encarnan Ryan Gosling y Emma Stone.

La tortuga roja

Dirección: Michael Dudok de Wit

El cineasta neerlandés Michael Dudok de Wit, ganador de un Oscar en el año 2000 por su corto Father and daughter, ha escrito y dirigido esta hermosa fábula animada con la que ha conquistado al jurado de la última edición del festival de Cannes, que le premió con el galardón Una cierta mirada. La tortuga roja es la historia de un hombre que naufraga y acaba varado en una isla tropical sin más compañía que la fauna del lugar y en su afán desesperado por escapar (y quizá morir en el intento) encuentra precisamente al animal del título, que iluminará rincones del conocimiento de los que era completamente ignaro. Una joya coproducida por el Studio Ghibli japonés -el hogar del maestro Miyazaki-.

La autopsia de Jane Doe

Dirección: Andrè Ovredal

Reparto: Brian Cox y Emile Hirsch

El noruego Andrè Ovredal es uno de esos raros cineastas que son capaces de disuadir al espectador de hacerse demasiadas preguntas sobre la lógica y la funcionalidad de la trama envolviendo cada escena de un halo de misterio. Uno de esos talentos, verdaderamente escasos en el cine contemporáneo, que narran mucho más con el montaje encadenado de varios encuadres que con el discurrir de líneas de diálogo. Ya lo había demostrado con su filme Trollhunter (2010), que era un filme de terror fundado sobre la premisa de “material encontrado”, y queda aún más patente en La autopsia de Jane Doe, una suerte de continuación temática y ambiental de aquella, pero rodada en inglés y con un presupuesto mucho más holgado.

 La película funciona de manera extraordinaria como thriller forense de terror -como un CSI ambientado en Salem-, sin demasiadas ambiciones temáticas. Atrapa y entretiene, aunque el guion flojee en muchos pasajes, y se contempla con placer gracias a la visión cinematográfica de un director que deja la impresión de que quizá está desaprovechando sus capacidades. 

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