Escenas de pasión

21 / 03 / 2016 Antonio Díaz
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Estas son las mejores películas de contenido religioso (al menos, en todas salen romanos) que, quieras o no, programan las cadenas de televisión durante la Semana Santa. 

¿Adónde vas, señor?

Quo vadis?, le pregunta Pedro al resplandor que interrumpe su huida de la Roma de Nerón. Y la voz de Jesús, en el cuerpo del joven Nazario que lo acompaña, contesta: “A Roma, a hacerme crucificar de nuevo”, y Pedro regresa a buscar la muerte. Esta escena, extraída de un texto extracanónico, compone la subtrama religiosa del arco argumental principal, el romance entre el general romano Marco Vinicio (Robert Taylor) y la cristiana Ligia (Deborah Kerr). Una exaltación de la fe y de los valores cristianos en la que Peter Ustinov se inmortalizó con su representación del emperador Nerón.

El péplum definitivo

En Ben Hur (1959) Jesús de Nazaret es un personaje secundario: el hombre que da agua al protagonista, el galeote Judá Ben Hur –príncipe de Jerusalén y esclavo de los romanos que ha jurado venganza contra su amado amigo de infancia, Mesala–, y el Mesías cuya crucifixión funciona como catarsis en este inmenso drama épico, piedra angular de la historia del cine. La primera película en alzarse con once Oscar –solo igualados por Titanic y El retorno del Rey– es mucho más que sus memorables secuencias de la batalla naval y de la carrera de cuadrigas, o que el supuesto subtexto homoerótico de la relación entre los protagonistas. Los cinco años de producción del filme representan la máxima expresión de la artesanía del séptimo arte.

Marcelino pan y vino

 
 Cristo arrulla al pequeño Marcelino hasta que el huérfano criado por monjes franciscanos cae en el sueño eterno para reencontrarse con su madre. Marcelino pan y vino (1955) es una de las películas españolas que más éxito han obtenido en el mundo, incluidas una mención especial al actor Pablito Calvo en el Festival de Cine de Cannes y el Oso de plata en el de Berlín.

Cara y cruz

Estrenadas en el mismo año, 1961, las películas Rey de reyes (abajo) y Barrabás componen un interesantísimo díptico sobre las figuras de Jesús y del bandido indultado por Pilato a petición de la multitud. La primera, rodada en España y dirigida por Nicholas Ray, ahonda en el discurso político de ambos –la paz o la violencia–, mientras que la segunda, protagonizada por Anthony Quinn, se centra en la posible vida de Barrabás tras la muerte de Cristo.

El decálogo

La megalomanía del cineasta Cecil B. DeMille se sublimó en su última pelícu-
 la, Los diez mandamientos (1956), una de las superproducciones más caras
 de la historia del cine y también una de las películas más taquilleras de todos los tiempos. El relato del Éxodo judío hacia al monte Sinaí liderado por el príncipe egipcio adoptado Moisés (interpretado por Charlton Heston) representa la quintaesencia del cine de contenido religioso producido por los estudios de Hollywood. En los últimos años, la programación durante Semana Santa de este filme de casi cuatro horas de duración se alterna (o se complementa) con la de El príncipe de Egipto (1998), versión musical de animación del estudio Dreamworks.

El mesías laico

Tras ser rechazado para el papel de Ben Hur, Kirk Douglas se empeñó en protagonizar su propio péplum inspirado en la novela de Howard Fast, que escribió el ateo Dalton Trumbo –perseguido durante el macarthismo por su condición de comunista– y dirigió el agnóstico Stanley Kubrick. Espartaco (1960), la reconstrucción ficcionada del esclavo tracio que capitaneó la rebelión de los gladiadores contra la República romana, se puede leer como la Pasión de un Mesías laico. Al final, crucificado, Espartaco conoce al hijo que ha engendrado con Varinia (Jean Simmons) y que ha nacido libre.

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