Enrique Villarreal, el Drogas

Enrique Villarreal tiene aspecto de pirata legendario al que le adjudican leyendas más o menos imaginarias detrás de un mote que probablemente viene del colegio: el Drogas. Enrique se ríe porque es uno de esos tipos que en su vida pública nadie recuerda que sea de los de perder la sobriedad o la cabeza y es el primero en reírse del apodo y de sí mismo.

El Drogas es uno de los grandes del rock español, eso no lo duda nadie, y se demuestra con la larga nómina de invitados a su concierto y por la fortaleza con la que se escuchan unos cuantos himnos de su creación. Están casi todos: Rosendo, Luz Casal, Fito, Kutxi Romero, Rulo, Iván Ferreiro, Leiva, Carlos Tarque y un largo y significativo etcétera. El otro día le preguntó Ángel Carmona en Radio 3 si no hubiera cabido alguno de sus compañeros en Barricada en esa larga lista y Enrique Villarreal pasó del tema, como si ese asunto no se le hubiera pasado por la cabeza, como si fuera un asunto menor.

La muerte de Barricada fue una consecución de una serie de decisiones desgraciadas. Un día de 2011 Enrique Villarreal anunció que sus compañeros le habían sacado del grupo aprovechando que estaba en uno de sus proyectos paralelos. El grupo Barricada contrató a un bajista, grabó un disco, Flechas cardinales, e hizo una gira que se pudo haber llamado “Sin el Drogas”. Un error descomunal. Al finalizar la gira el grupo se rinde a la evidencia y se despide en 2013.

La historia de Barricada comienza en la mili de Enrique Villarreal, ahí decidió que su próximo grupo se iba a llamar Barricada en honor a su barrio de Pamplona, La Txantrea, al que dedicó su segundo álbum, Barrio conflictivo, en el que pudo conectar con uno de sus héroes, Rosendo Mercado. En unos meses Barricada pasa de meter 60 personas a desbordar las salas en las que actúan.

Barricada se convierte en uno de los grandes grupos de rock sin etiquetas entre el heavy, el punk y el rock duro que creció detrás del rock radical vasco y que deja clara su posición en la batalla. “Las armas nunca tendrán la razón” (No hay tregua). Esa es la visión del Drogas, capaz de nadar contracorriente. El penúltimo disco de Barricada, La tierra está sorda, publicado en 2009, incluye un libro de 184 páginas sobre la Guerra Civil Española escrito por el propio Villarreal, que en un momento determinado sintió vergüenza de no conocer los entresijos de la contienda. La obra recoge el trabajo de varios años de investigación del músico navarro, durante los cuales asegura haber leído 78 libros y entrevistado a más de 100 supervivientes de la contienda.

 

Un día nada más, el disco

El concierto se grabó en la Ciudadela de Pamplona, doble CD y doble DVD con dos libretos de 32 páginas cada uno a los que se añade un pequeño documental en el que Villarreal reconoce que el proyecto comenzó tras publicar Demasiado tonto en la corteza, un triple CD aparecido en 2013 dividido en tres partes: Alzheimer, Matxinada y Glam. Así que Un día nada más se plantea como un directo excepcional en el que se aparcan de una vez los nombres de los grupos paralelos como Txarrena o La venganza de la abuela, con los que había sobrevivido fuera de Barricada. Así que este es el concierto en que
 el Drogas asume su carisma y su repertorio con la ayuda de un montón de amigos “a los que admiro” y que completan la nómina: Ara Malikian, Yosi Domínguez (Los Suaves), Gorka Urbizu (Berri Txarrak), Carlos Escobedo (Sôber), Álvaro y Ovidi Tormo (Los Zigarros), Vito (Sínkope), Julieta Itoiz (La Chula Potra), Brick Paco (Benation) e Ibai (Motxila 21). Total un gran concierto de rock and roll. Para la historia.