El Museo del Prado encuentra 18 obras perdidas

María Cristina de Borbón, por Luis de la Cruz

La principal pinacoteca de España y una de las más importantes del mundo lleva años trabajando en la recuperación de obras que constan en sus inventarios históricos, pero que no han podido ser localizadas. En muchos casos se trata de piezas que habían sido depositadas en otras instituciones a lo largo de los años en todo el país, lo que se conoce como el Prado disperso. El museo se vio en un gran aprieto en el año 2009 cuando, como destapó esta revista, la Fiscalía del Tribunal de Cuentas trasladó a la Fiscalía General del Estado los inventarios de 2005 en los que se enumeraban 926 obras sin localizar, para que decidiera si había que depurar posibles responsabilidades penales. Finalmente, se le dio carpetazo al caso tanto en esta vía como en la parlamentaria, al considerar que se trataba principalmente de un fenómeno provocado por los avatares históricos. Algunas de estas obras, no obstante, son localizadas en el circuito comercial del arte o están en manos privadas. Antes de 2010, seis obras de arte perdidas fueron localizadas en estas vías.

Tras aquel rapapolvo del fiscal, el museo ha podido recuperar 18 obras, según la información obtenida por TIEMPO a través del Portal de Transparencia del Gobierno. La última de ellas es un retrato de la reina María Cristina de Borbón, pintado en 1833 por Luis de la Cruz y Ríos, que fue pintor de cámara del rey Fernando VII. El cuadro fue depositado en el Ministerio de la Gobernación en 1908 y ha aparecido ahora en una colección privada. Su dueño lo ha entregado al Museo del Prado el pasado mayo. La pintura había sido comprada en 1967 a la Delegación Nacional de Auxilio Social junto con varios muebles, una alfombra, otras seis pinturas y dos camiones de chatarra. El cuadro provenía de la antigua Colección Real Española y estaba catalogado como anónimo. Una restauración sacó a la luz su autoría. En las obras de arte de lo que se conoce como el Prado disperso ha ocurrido alguna vez que una restauración ha dado nombre a una pieza catalogada como anónima, como fue el caso de un tiziano en 2012.

Búsqueda. El año pasado, el Museo del Prado también localizó en el circuito comercial el cuadro del pintor Carlos de Haes titulado Sendero (Puerto de Pajares), que había sido depositado en el Museo de Málaga en 1931. Otras obras han podido ser encontradas en las instituciones en las que se depositaron en su día, aunque no es así en todos los casos. Así por ejemplo, obras que fueron depositadas en el Templo Prioral de las Órdenes Militares de Ciudad Real se han encontrado tanto en el museo de la ciudad, como en el diocesano o en la catedral. También se puede citar que el cuadro titulado Mercado de Noya había sido depositado en 1910 en el Ministerio de Instrucción Pública y no se encontró hasta el año pasado. Estaba en el ayuntamiento de esta ciudad. Entre las obras se encuentran dos esculturas de bronce de Buda clasificadas como de Escuela china, cuadros de Andrés de la Calleja, Melchor Domenge, un yeso de Andrés Rodríguez, una escultura de José de Vilches, una copia de la Cleopatra de Guercino, además de pinturas de José del Castillo, Henri Jean Guillaume Martin, Antonio María Fabrés y Costa, Juan Martínez Espinosa, un anónimo de La Santa Faz, una copia del San Onofre en meditación de José de Ribera y otras dos pinturas de Manuel Domínguez Meunier y José Prado Norniella.

Entre las obras localizadas se encuentra un cuadro de Antonio Gomar que había sido depositado en la embajada de Lisboa. En esta sede diplomática estaban depositadas 31 obras del Museo del Prado y muchas de ellas desaparecieron en un incendio en el año 1975. Algunas lo fueron por las llamas y otras se sospecha que fueron robadas. Esta apareció finalmente en el Ministerio de Exteriores.