Democracia televisada

03 / 03 / 2016 Antonio Díaz
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El próximo 4 de marzo se estrena la cuarta temporada de House of Cards, la punta de lanza de una nueva tendencia: las series televisivas de contenido político.

El presidente ejemplar

El ala Oeste de la Casa Blanca es la obra cumbre del guionista Aaron Sorkin (La red social, Steve Jobs) y una de las series que han cimentado la segunda edad de oro de la televisión estadounidense. Durante siete temporadas –entre 1999 y 2006–, Martin Sheen encarnó al presidente Jed Bartlet, un político liberal inteligente, divertido, íntegro y humilde, que representaba la fantasía del inquilino ideal de la Casa Blanca según Sorkin. La serie se cierra con el final del mandato de Bartlet. Su sucesor en el cargo es el demócrata Matt Santos.

El Gobierno de los ineptos

The Thick of It es una mirada satírica a los mecanismos internos del Gobierno británico puesta en escena en estilo cinéma-vérité, casi documental. Los protagonistas son el nuevo ministro de Asuntos Sociales y Ciudadanía, Hugh Abbot, y su agresivo y malhablado asesor Malcolm Tucker, que debe resolver problemas de ineptitud de sus colaboradores y escándalos de sus superiores. Fueron cuatro temporadas, emitidas entre 2005 y 2012.

El gatopardo de Baltimore

La tercera temporada de The Wire gira en torno a la escalada política del concejal Tommy Carcetti, que aspira a conquistar la alcaldía de la ciudad de Baltimore. La política está siempre presente a lo largo de las cinco temporadas de esta serie (2002-2008) Su creador fue el experiodista David Simon.

El modelo escandinavo

Albert Rivera se ha declarado un apasionado de la serie danesa Borgen, un drama político estrenado en 2010 que anticipó en la ficción la formación del Gobierno socialdemócrata en frágil coalición que se instauró en Dinamarca un año después. Una ficción inteligente y sofisticada que centra su suspense en la capacidad de pactar medidas legislativas entre los diferentes partidos que conforman la coalición. Sus tres temporadas son todo un ejemplo.

La cuarta pared

Frank Underwood, el protagonista de House of Cards, rompe la cuarta pared, mira directamente al público y dice: “La democracia está sobrevalorada”. El personaje, interpretado por el actor Kevin Spacey, es un congresista que aplica la máxima “el fin justifica los medios” para su conquista del despacho oval de Estados Unidos. Este pérfido retrato del poder, entre maquiavélico y shakespeariano, es un remake de una miniserie británica de 1990. El próximo 4 de marzo se estrena su cuarta temporada.

El sexo y el poder

En la última temporada de House of Cards, Underwood parafrasea a Oscar Wilde: “Todo en la vida trata sobre el sexo, excepto el sexo, que trata del poder”. En esta premisa se basa Scandal, creada por Shonda Rhimes, la guionista que levantó el serial romántico Anatomía de Grey. La quinta temporada, aún en curso, se centra en Olivia Pope, interpretada por Kerry Washington.

El príncipe violento

Durante la visita del rey Felipe VI al Parlamento Europeo, el líder de Pode-mos, Pablo Iglesias, le regaló las cuatro primeras temporadas de Juego de tronos, una ficción de George R.R. Martin inspirada en la Guerra de las dos rosas y en Nicolás Maquiavelo. Luchas por el poder y violencia explícita son las señas de identidad de la ficción más potente y celebrada de la cadena HBO actualmente. Iglesias justificó el regalo aduciendo que era una alegoría que “describía un escenario político muy parecido al de la España de hoy”.
 Él sabrá qué papel interpreta en la serie...

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