Caravaggio y otros maestros

07 / 04 / 2016 Javier Memba
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Esta primavera el Palacio Real inaugura El siglo de Caravaggio, una muestra que reúne un centenar de obras maestras de las colecciones reales.

Salomé con la cabeza del bautista (1609)

Toda la exposición gira alrededor de este cuadro. Parece ser que fue un encargo del gran maestre de la Orden de Malta. Pero la nave que la llevaba allí fue interceptada en Nápoles, cuyo rey decidió quedarse con la obra. Si hoy es uno de los cinco caravaggios que se conservan en España, se debe a que fue uno de los cuadros favoritos de Carlos III –Carlos VII de Nápoles–, quien decidió traerse el cuadro a Madrid cuando le hicieron rey de España.

Hércules apoyado en su clava (hacia 1600)

El héroe aparece con la piel del león de Nemea, al que desolló en el primero de sus trabajos, cubriendo la clava. Esta es una de esas piezas poco conocidas que pretende dar a conocer la exposición. Se ignora el nombre de su autor, al que se cree un genovés. Su primera ubicación fueron los jardines del palacio de Aranjuez bajo el reinado de Felipe III, pero hasta hace poco languidecía en un rincón olvidado de los del Ministerio de Agricultura.

Venus, Adonis y Cupido (1590)

Este óleo de Anibale Carracci es una de las más genuinas representaciones del clasicismo romano boloñés. Los tres primos Carracci –Anibale, Agostino y Ludovico– fueron los rivales estéticos de Caravaggio. Adquirido por Felipe IV, su valor no fue reconocido hasta 1970.

Escena de taberna (1640)

Entre las obras maestras del siglo de Caravaggio de las colecciones reales no faltan las de artistas flamencos. Esta escena de David Teniers el Joven destaca por el acompasado juego cromático de sus personajes. Pese a que los últimos Austrias fueron muy aficionados a estas pinturas de aldeanos, pocas han llegado hasta nuestros días. Esta fue una de las que se salvaron del incendio del Alcázar madrileño, que se llevó el resto.

Juan José de Austria (1648)

Original de José de Ribera, otro de los grandes pintores españoles del Siglo de Oro y uno de los que tuvo más trascendencia en la Italia del Seicento, donde realizó toda su carrera, este retrato ecuestre del bastardo de Felipe IV es una de las obras maestras que atesora el Palacio Real de Madrid.

Cristo en la cruz (1654)

Considerado “académico” y prácticamente de tamaño natural, este Cristo de bronce dorado y madera de Gian Lorenzo Bernini ya está documentado en las primeras biografías de su autor, aparecidas
 a finales del si-
 glo XVII. Conservada actualmente en El Escorial, es la única obra de Bernini que hay en España. Felipe IV
 quedó tan satisfecho con ella que compensó al escultor con un collar de oro.

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