22 de enero de 2010

30 / 01 / 2018
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Sonsoles quiere dejar La Moncloa.

Sonsoles Espinosa (derecha), aburrida en el Congreso de los Diputados

En mitad de la segunda legislatura de Zapatero, Tiempo publicó una exclusiva que convulsionó la actualidad política. Bajo el título “Sonsoles no aguanta más”, el periodista Antonio Rodríguez contó cómo la esposa del presidente del Gobierno le había pedido a su marido no optar a un tercer mandato. El resto de medios siguieron la estela.

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Ella ha estado detrás de su marido en cada decisión importante que ha tomado y esta vez no será una excepción. De ahí que en Ferraz sepan que Sonsoles Espinosa es clave para saber si el presidente  se postulará para un tercer mandato en 2012. En la primavera de 2000 pasó algo parecido, cuando varios jóvenes del aparato socialista empezaron a organizar el asalto a la Secretaría General del PSOE desde la corriente Nueva Vía. Llegado el momento, José Luis Rodríguez Zapatero tenía claro que debía dar un paso, pero advirtió a sus compañeros. “Por mí, ya sabéis que no hay problema. Todo depende de Sonsoles. Si ella dice que no... pues es que no”. Zapatero le prometió a su esposa que el día que dejase de ser presidente viajarían por el mundo para conocer los lugares que se han perdido desde comienzos de la década. Después de casi seis años de una vida repleta de restricciones, Sonsoles se ha cansado de las limitaciones que le impone el cargo de su marido y anhela que lleguen esos viajes. Quiere que esta sea la última legislatura de ambos en La Moncloa.

Lo más difícil de sobrellevar para esta soprano de carrera son las medidas de seguridad y la escolta que soportan ella y sus hijas la mayor parte del día. Sumado a que en pocos años –Laura tiene 15 en la actualidad– las dos pequeñas querrán tener una vida normal y asistir a la universidad sin escoltas a sus espaldas.

No quiere testigos extraños

En cuanto a la privacidad dentro de La Moncloa, Sonsoles se encargó personalmente de establecer las principales directrices. Suya fue la decisión, en los primeros meses de Zapatero en el poder, de cerrar una puerta que comunicaba el edificio de la Secretaría de Estado de Comunicación con dicho recinto y que reducía el trayecto a pie hasta el lugar de los Consejos de Ministros. Tras varias indagaciones del personal que trabajaba en la Portavocía del Gobierno, se supo que la esposa del jefe del Ejecutivo no consentía que funcionarios, altos cargos o periodistas pudieran acercarse a poca distancia del palacete en el que vive el presidente con su familia.

Ya en esta legislatura sucedió algo parecido con otra puerta, la que separa el nuevo edificio Semillas (lugar de trabajo de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega) del recinto presidencial. Desde hace unos meses el paso está muy restringido y en la puerta siempre está apostado algún miembro de seguridad.

El traslado a Madrid hace nueve años fue el trago más duro que ha afrontado Sonsoles desde que conoció a Zapatero en 1981. Les costó mucho ponerse de acuerdo y pasaron un tiempo de dificultades en el matrimonio, desde su elección en el 35º Congreso del PSOE, en 2000, hasta finales de 2001. Ella no quería dejar su trabajo de profesora de música en el colegio Leonés ni le seducía la idea de convertirse en Madrid en la mujer de un líder que todos ansiaban conocer. De aquellos meses vividos en la distancia –Zapatero solo iba a León durante los fines de semana o las vacaciones parlamentarias–, el entonces líder del PSOE aprendió la importancia de estar cerca de su familia. Una de las primeras decisiones que tomó fue que los desplazamientos dentro del territorio nacional o al extranjero no se prolongaran más allá de lo necesario. El presidente decidió que desayunaría o cenaría cada día con su esposa y sus  hijas, una norma tan estricta desesperó a más de uno de sus colaboradores a la hora de fijar la agenda diaria de trabajo.

Sonsoles apenas se ha prodigado en viajes o mítines del partido. Cuando ha salido al extranjero, los que la acompañaban la recuerdan un par de filas detrás de su marido, escuchando música con los cascos o estudiando partituras.

Para Sonsoles la parte amable de Madrid está ligada a su trayectoria profesional. Supo aprovechar las ventajas de la capital para progresar en su carrera musical y ha conseguido no encasillarse con las actuaciones en el Teatro Real.

Debate sobre los tiempos

En Ferraz se preguntan cuándo tomará Zapatero la decisión de presentarse o no en 2012. Varios responsables del partido han intentado estas últimas semanas calmar a las bases y apartar la atención de los medios con dos aseveraciones: que no hay debate interno sobre el candidato del PSOE para 2012 y que el liderazgo de Zapatero es indiscutible. Sin embargo, fuentes socialistas reconocen a Tiempo que el hecho de que el propio Zapatero guarde silencio es un reconocimiento implícito de que no ha madurado la decisión o de que no las tiene todas consigo.

Hay dos corrientes en el PSOE al abordar el futuro de Rodríguez Zapatero. En primer lugar, hay quienes creen que se tiene que presentar a un tercer mandato, al no haber un recambio con garantías de éxito. Cada vez está más asentada la idea de que la recuperación será más lenta que lo esperado. “Que sea él el que las pierda”, dicen algunos cuando se les plantea ese escenario.

Una derrota se vería como el mejor inicio para la travesía del desierto. Tras una oportuna dimisión, se celebrarían primarias y el sucesor o la sucesora estaría libre de tutelas para intentar el asalto a La Moncloa en 2016. Sería buscar una reedición del exitoso precedente de Zapatero en 2000, cuando se convirtió en secretario general del PSOE contra todo pronóstico.

La otra corriente prefiere que el presidente anuncie en otoño que no se presentará. Así, podría concluir su segundo mandato de la mejor manera posible y con la cabeza bien alta. Si esta percepción se va instalando en la mente de Zapatero, buena culpa de ello la tendrá su esposa Sonsoles. Una vez lejos de La Moncloa, podrán compartir su pasión por el cine y los libros, aunque sus preferencias no son siempre coincidentes. Zapatero es un empedernido lector de Jorge Luis Borges o del poeta Antonio Gamoneda y ella prefiere autores contemporáneos, como Javier Marías.

Para Sonsoles, la salida de La Moncloa sería el inicio de una nueva vida con menos restricciones y en busca del anonimato de antaño. Ahora intentará convencer a su marido.

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