10 de julio de 1989

29 / 01 / 2018
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La única entrevista del príncipe Felipe.

Fotos: Antonio Tiedra y Juan Manuel Borlaf

Como ya hicieran sus padres y su abuelo, el entonces príncipe Felipe también se estrenó en el género de la entrevista con TIEMPO. Aprovechando el final de su primer año en la universidad, el periodista Luis Reyes le fue a visitar al palacio de la Zarzuela y allí el heredero habló sobre su vida, sus amigos y sus principales aficiones.

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De lunes a jueves es un estudiante aplicado, casi un empollón que le dedica nueve horas diarias a las materias universitarias. Los viernes ejerce de futuro Rey, concede audiencias, acude a los actos oficiales, prepara discursos. Los sábados y los domingos es un joven de 21 años que se divierte todo lo que puede, se reúne con los compañeros para ir a cenar, al cine, a tomar unas copas y a las discotecas de moda que ofrece la noche madrileña. Su vida es un difícil equilibrio entre dos polos. El de la normalidad, al que tiende tanto el carácter de la familia real española como la voluntad política de una monarquía joven, reflejo de la moderna sociedad española, y el de la particularidad que se deriva de tener un destino histórico marcado, una función única e irrenunciable dentro del concierto político de España: será el próximo jefe del Estado.

Felipe de Borbón es, por ejemplo, el único joven español que ha tenido que volver a la mili un año después de haberla terminado. Tras finalizar los exámenes de junio en la universidad, el Príncipe de Asturias, que ya tuvo un servicio militar extraordinario de tres años de duración, en las tres academias militares, ha vuelto a ellas durante un mes, diez días a cada una, para no llegar de fuera en el momento de recoger los despachos de teniente de los tres ejércitos. Ese retorno pasajero a la disciplina castrense llega después de un año en el que el Príncipe ha disfrutado, después de cuatro años de internado civil o militar, de una libertad antes desconocida para él. Pero esta última afirmación no debe conducir a error, la vida del Príncipe de Asturias es una vida de intenso trabajo, organizada de forma que a cualquier otro joven podría parecerle excesiva, pero que es quizá la única que permite encajar en las 24 horas del día las más diversas facetas de actividad de Felipe de Borbón y Grecia.

Un día ordinario de la vida del Príncipe comienza a las siete y media de la mañana, con una sesión de gimnasia con aparatos. Hace un desayuno fuerte a las ocho, pero al contrario que la mayoría de los españoles no toma café con leche, sino leche sola, acompañada de tostadas, cereales y zumos. Luego lee los periódicos o, al menos, el resumen de prensa que le prepara la Secretaría General de la Casa Real. A continuación, durante el curso, el Príncipe se pone a estudiar hasta el momento de ir a clase, o concede alguna audiencia, aunque se procura que las actividades oficiales se concentren en los viernes, para no interferir en sus estudios.

Después de comer suele ver la televisión y hacer sobremesa familiar, y a las cuatro y media vuelve a la actividad. Baja del palacio al edificio nuevo del complejo de La Zarzuela, destinado a dependencias de la Secretaría General, y en uno de sus despachos tienen lugar las clases que sirven para complementar su educación universitaria. Los lunes recibe clases de Historia que le imparte una prestigiosa catedrática, que ha elaborado un programa específico para él, teniendo en cuenta qué conocimientos históricos debe poseer un futuro rey de España. El resto de los días recibe clases de francés. Don Felipe habla correctamente el inglés, pero nunca ha tenido ocasión de profundizar en el francés. A las seis de la tarde, el Príncipe despacha con el coronel Alcina, ayudante de campo del Rey que desde hace cinco años está asignado al servicio exclusivo del heredero de la Corona, de quien hace las veces de secretario. A lo largo de una hora, ambos examinan las actividades y compromisos que, cada vez más, llenan la agenda del Príncipe de Asturias y futuro rey de España.

Resueltos los problemas y tomadas las decisiones necesarias, don Felipe vuelve a sus libros, cena pronto, a las nueve y media, y suele acostarse a las doce, al menos durante los días de clase. Los fines de semana, sin embargo, el Príncipe sale por las noches, va a los sitios frecuentados por la juventud madrileña y se divierte como un estudiante más. Felipe de Borbón ha hecho nuevos amigos en la universidad, a lo largo de todo el curso. Se reúnen alrededor de las diez o las once de la noche, muchas
 veces para cenar en grupo, y luego van a algún bar, buscando los sitios de moda. El último de los sitios frecuentados por el Príncipe y sus amigos es Nikey’s, un sofisticado local de barrio de Chamberí. 

Diversiones

A su antiguo grupo de amigos, que comparte son sus hermanas –los hijos de Simeón de Bulgaria, los Primo de Rivera, Fernando y Joaquín Fernández de Córdova–, lo ve más en vacaciones. Tampoco deja de atender Felipe de Borbón a sus compañeros más íntimos de las academias militares e incluso del colegio canadiense, que le llaman por teléfono cuando pasan por Madrid. Aunque sea entre semana, sale con ellos, los lleva a cenar, o al cine, o algún bar o discoteca.

Al Príncipe no le gusta bailar, pero “es muy animado”, según confiesan sus amigos más íntimos. Pese a su carácter tímido, cuando se encuentra entre gente de su edad y en confianza está siempre contando chistes y los cuenta con gracia. Bebe normalmente cerveza o Coca-cola, y de vez en cuando un whisky. En el grupo se paga a escote, cada uno lo suyo y el Príncipe tiene mucho cuidado en advertir en los bares que no aceptan invitaciones ajenas; solo después de tres o cuatro rondas en el mismo sitio admite que haya una por cuenta de la casa.

Felipe de Borbón tiene una economía independiente, que ahora va a verse sensiblemente mejorada, al pasar de cobrar un sueldo de alférez-alumno a uno de teniente, aunque también recibe del Rey el dinero extra que pueda necesitar para atender a sus obligaciones. Tiene una cuenta corriente en un banco, y cuando sale con los amigos suele utilizar los cajeros automáticos para disponer de dinero en efectivo.

Según cuentan sus íntimos no es nada manirroto, sabe bien cuál es el valor del dinero y qué cuestan las cosas. En un local de la carretera de La Coruña, en Madrid, le cobraron 1.000 pesetas por una Coca-cola, y no se calló ante el abuso. Protestó por el exceso y dijo: “¿Cómo pueden pedir 1.000 pesetas por una Coca?, en la facultad me cobran 45 pesetas”.

P_ Este ha sido su primer año en la universidad. ¿Qué tal la experiencia?

R_ Ha sido una experiencia muy distinta a la de los últimos años, pasados en las academias militares, que me ha permitido desarrollar el sentido de la autodisciplina, porque en la universidad uno puede hacer lo que quiera, estudiar o no estudiar. Además, me ha dado ocasión de entrar en contacto con el mundo universitario, ampliar mi conocimiento directo de la sociedad española a través de la juventud que estudia.

R_ ¿Cuáles son sus asignaturas favoritas?

R_ El Derecho Político ha sido quizá la materia que más me ha interesado, dado que es una materia que trata asuntos de Estado, constitucionales, públicos, que me importan muy particularmente. También me gusta la Historia del Derecho porque la Historia ha sido algo que me ha atraído mucho desde siempre.

R_ ¿Qué notas ha sacado?

R_ Todavía no las sé oficialmente, pero tengo buena impresión, creo que serán buenas. La verdad es que el primer curso de Derecho no es muy difícil.

P_ ¿Ha tenido que estudiar mucho?

R_ Tenía fijado un objetivo de cinco horas diarias de estudio, aparte de las clases, generalmente las repartía entre la mañana, antes de ir a la facultad, y la última parte de la tarde, pero muchas veces surgían compromisos, obligaciones, y entonces estudiaba por la noche. Es cuando mejor se estudia, porque nadie te molesta.

P_ Sin embargo, usted acostumbra a madrugar.

R_ Sí, me levanto hacia las siete y media todos los días durante el curso, aunque en vacaciones, en Mallorca, lo hago más tarde, hacia las nueve.

P_ ¿Ha ido a clase todos los días?

R_ He faltado solamente tres días a clase a lo largo de este curso; una vez porque fui al cumpleaños del príncipe de Gales, las otras dos veces lo fueron por entierros de familiares o amigos. En la facultad tenía un régimen mixto. A Derecho Político y a Derecho Natural iba como un alumno más, a las clases generales, durante todo el curso. La Historia del Derecho y el Romano los he seguido a través de seminarios cuatrimestrales sucesivos y también he cursado un seminario de Introducción a la Economía, una especie de compendio de varias asignaturas económicas. Como es habitual en los seminarios, éramos un grupo reducido, 32 alumnos nada más.

P_ ¿Qué planes tiene para cuando termine la carrera de Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid?

R_ Es posible que vaya a ampliar estudios, a obtener algún máster en una universidad extranjera. Eso me permitiría conocer otras realidades distintas de la española, pero es una idea que todavía está en el aire.

P_ ¿Cómo va a pasar las vacaciones, ha pensado viajar a alguna parte?

R_ Pasaré las vacaciones en Mallorca con mis padres, los Reyes, como de costumbre. No tengo de momento planes para hacer viajes turísticos por mi cuenta, en cambio tengo en la agenda algunos viajes oficiales que quizá sea más prudente no adelantar porque no están concretados. Es posible que Canadá y Estados Unidos sean los viajes más próximos.

P_¿Hace mucha vida de familia?

R_ Dentro de lo que permiten nuestras obligaciones, hacemos bastante vida familiar. Casi siempre desayuno en compañía de los Reyes y también suelo comer con ellos, aunque durante el curso suelo ir a comer a restaurantes con mis amigos o con mis hermanas o amigos comunes. A veces, pocas, me he quedado a almorzar en los comedores universitarios con los compañeros.

P_ ¿Es cierto que es aficionado a la buena mesa?

R_ Disfruto con la buena comida y el buen vino, pero no supedito otras cosas a ello. La verdad es que a veces, cuando estoy metido muy de lleno en algo, se me olvida incluso comer.

P_ ¿Cómo se divierte un príncipe?

R_ Me gusta mucho el cine. Veo películas en la sala de proyecciones del palacio de la Zarzuela, pero me gusta más ir al cine con los amigos. También soy aficionado a la música clásica. El deporte es otra de mis aficiones. Me gusta mucho la vela y también juego al golf, al squash, esquío, hago gimnasia y pertenezco al equipo de baloncesto de mi facultad.

P_ ¿Ha pensado alguna vez si le gustaría trabajar de abogado, en el caso de que no tuviera las obligaciones de la Jefatura del Estado?

R_ Lo que yo quería ser, cuando era pequeño, es astrofísico, cosa que, obviamente, no he podido ser por las circunstancias de mis obligaciones institucionales. Siempre me ha gustado estudiar Física, pese a las dificultades de la materia. Ahora mismo no tengo tiempo para dedicarlo a esta afición, con el programa de estudios y las obligaciones oficiales, pero espero poder cultivarla en el futuro.

P_ ¿Cree que un príncipe heredero debe tomar postura pública ante problemas que aquejen a la sociedad en la que vive?

R_ Creo que sí, es lógico que se preocupe por los problemas que afectan a la sociedad y que exprese su opinión sobre ellos. Otra cuestión es adoptar posturas políticas, en ningún caso debe un heredero hacer o decir algo que se pueda interpretar como una intervención política.

P_ De los problemas de hoy, ¿cuáles son los que más le preocupan?

R_ El terrorismo, el paro y la droga. El terrorismo es un fenómeno brutal, que me afecta profundamente por su desprecio a la vida humana. Además, no solo golpea a la sociedad, especialmente a un sector de la sociedad, sino que ataca al mismo Estado. El paro es un problema que me preocupa mucho también, es muy grave y tardará en resolverse más que el terrorismo, porque su solución pasa por la conjunción de muchas voluntades individuales, no depende solo de medidas políticas, hace falta una actitud social, nadie debe refugiarse en esta situación, hay que reaccionar con dinamismo. En cuanto a la droga, lo peor de todo es que afecta especialmente a la juventud.

P_ ¿A qué figura histórica le gustaría parecerse o ser comparado en el futuro, cuando se enjuicie su reinado?

R_ Nunca segundas partes fueron buenas, la verdad es que prefiero ser yo mismo y que se me enjuicie por mí mismo.

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Foto: Carlos Naranjo

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Foto: Queca Campillo

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Foto: Pedro Corro

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Foto: J.L. Guerra

Arriba, el príncipe Felipe durante la entrevista con el periodista Luis Reyes. Debajo, diversas fotografías correspondientes a 1989, en que se publicó este artículo. La más curiosa es la última, en plena clase de la carrera de Derecho: durante el primer curso solo faltó tres veces a la facultad

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